El pájaro Azul (II)




El Rey Encantador se levantó, y le hizo una profunda reverencia a la princesa Fiorina, y esto hizo que la Reina se sintiera muy disgustada. El Rey Encantador conversó con Fiorina durante tres horas sin parar. De hecho, su admiración por ella era tan evidente, que la Reina y Troutina rogaron al Rey que ella pudiera ser encerrada en una torre durante todo el tiempo de la visita del Rey Encantador. Tan pronto como ella había regresado a su habitación, cuatro hombres enmascarados entraron y la llevaron a una celda oscura en la más extrema desolación.
Mientras tanto, el Rey Encantador esperaba ansioso su reaparición, pero no la vio más, y por órdenes de la Reina, cada uno de los presentes debía hablar muy mal a él sobre la pobre Fiorina, pero se negó a creer una sola palabra.

 "No", dijo, "la naturaleza no podría haber unido un carácter tan bajo a una cara tan dulce e inocente. Yo más bien supongo que es difamada por su madrastra y por Troutina, que es tan fea que no es de extrañar que tuviera envidia hacia la mujer más bella del mundo ".
Mientras tanto Fiorina, encerrada en su torre, se lamentaba amargamente.

"¡Ah, si me hubieran enviado aquí antes de conocer a tan amable Rey, quien fue tan dulce conmigo! ¿Es para evitar que yo me encuentre con él una vez más que la reina me trata con tanta crueldad? ¡Ay, la poca belleza que tengo me ha costado tanto dolor!"
La reina, para ganar al Rey Encantador para su hija, le hizo muchos regalos, entre ellos, un corazón de oro esmaltado en el color de las llamas rodeado de muchas flechas, pero atravesado por uno solo, bajo el lema "Sólo Ella". El corazón estaba hecho de un solo rubí, tan grande como un huevo de avestruz. Cada flecha era un diamante, de la longitud de un dedo, y la cadena era de perlas, cada una pesando una libra.

Cuando el joven rey recibió este regalo muy hermoso, estaba muy perplejo, hasta que le dijeron que venía de la princesa a quien había visto últimamente, y que le pidió ser su caballero. 
"Fiorina", gritó Encantador.
 "No, Troutina". 
"Entonces lo siento, no puedo aceptar el honor", respondió el Rey Encantador. "Un monarca está sin duda a la libertad de forjar sus propios compromisos. Sé lo que es el deber de un caballero a su dama, y ​​que desea cumplirla. Ya que no puedo cumplir con Troutina, prefiero rechazar el favor que me ofrece que convertirme en indigno de ella".
Cortés al igual que su respuesta, pero esto irritó a la reina y su hija; y cuando al fin el joven Rey le preguntó donde estaba la princesa, la reina respondió con fiereza, que la encerró en la cárcel y que permanecería allí hasta que Troutina se case.
"Y por qué razón?", preguntó el Rey Encantador.

"No sé, y si lo supiera, no te lo diría", respondió la reina más enojada que nunca, de modo que el rey Encantador salió tan pronto como pudo.Cuando se quedó solo, mandó llamar a uno de sus asistentes, a quien él confiaba mucho, y le rogó obtener información por parte de alguna dama de la corte acerca de la princesa Fiorina. Este plan tuvo tanto éxito, que Fiorina fue persuadida que el Rey Encantador le iba a hablar por unos momentos la noche siguiente a través de una pequeña ventana en la parte inferior de la torre. Pero la dama había sido traicionada por la reina, ya que decidió enviar a su propia hija a la ventana en su lugar.
La noche era tan oscura que el rey Encantador no pudo notar la diferencia, por ende le dijo a Troutina todas las palabras tiernas que estaban destinadas a Fiorina, ofreciendo su corona y su corazón, y finalizó colocándole su propio anillo en su dedo, como un compromiso de fidelidad eterna. También le propuso volar con él la noche siguiente en un carro tirado por ranas con alas, la cual un gran mago, uno de sus amigos, le había hecho ese regalo.Él pensó que ella había hablado muy poco, y que en lo poco que habló, su voz no era tan agradable como antes, aún así, estaba tan enamorado que no pudo notar mucha diferencia.
 A la noche siguiente, Troutina, tapada con un velo muy grueso, abandonó el palacio por una puerta secreta. El Rey Encantador la recibió en sus brazos, y se comprometió a amarla para siempre. Entonces él la levantó en su carruaje mágico, y se embarcaron en el aire durante algunas horas. Finalmente le propuso matrimonio y Troutina aceptó con todo su corazón, pero deseaba que la ceremonia se llevara a cabo en casa de su madrina, el hada Soussio. Así que entraron juntos en el palacio del hada, y ella le contó a su madrina en privado como había ocurrido todo.
 "Mi niña", dijo la madrina, "a partir de ahora todo será muy difícil, puesto que él está profundamente enamorado de Fiorina."

Mientras tanto, el Rey se quedó esperando en una cámara con paredes de diamantes, tan delgada y transparente, que a través de ellos vio a Troutina y Soussio conversando juntas. Sobresaltado gritó:

Me han engañado! ¡Este enemigo de mi paz me ha alejado de mi querida Fiorina!"

Cuán grande fue su desesperación, cuando Soussio le dijo con voz de mando: "Rey Encantador, he aquí la princesa Troutina, a quien le has prometido casarte con ella de inmediato!" 

"¿Usted cree que soy tonto?", dijo el rey: "No le he prometido nada a ella" 
"Qué falta de respeto"
"Yo le respeto tanto como un hada merece ser respetada, si tan sólo me devolviera a mi princesa".
"¿Acaso no soy tu princesa?" dijo Troutina. "Fue a mí quién le diste este anillo"
Me han engañado vilmente!" dijo el rey; "¡Venid, ranas con alas, que partiremos de inmediato!"

 "No puedes", dijo Soussio, y tocándolo pegó sus pies al suelo. 
"¡Podrás convertirme en piedra!", exclamó, "pero no voy a amar a nadie más que a Fiorina."
Soussio empleó amenazas, promesas, súplicas. Troutina lloró, gimió, gritó; pero el rey no pronunció ni una palabra. Durante veinte días y noches se quedaron allí, sin dormir ni comer. Finalmente, Soussio muy furiosa, dijo: 

"Elige, siete años de penitencia y castigo, o casarte con mi ahijada". 
"Ya lo he decidido", respondió el rey, "y no me casaré con su ahijada ".
 "Entonces, vuela fuera de esta ventana, en la forma de un pájaro azul".
Inmediatamente la figura del rey cambió. Sus brazos se transformaron en alas, las piernas y los pies se volvieron negros y delgados, y garras crecieron en ellos, y su cuerpo se consumió en la forma esbelta de un pájaro, y estaba cubierto de brillantes plumas azules, su nariz se volvió un pico de marfil, y su corona era un plumaje blanco en su cabeza. Empezó a hablar en una melodiosa voz, y luego lanzó un grito lastimero, y huyó lo más lejos posible del palacio de Soussio.
Pero a pesar de que parecía sólo un pájaro azul, el rey seguía siendo él mismo, y se acordó de todas sus desventuras, y no cesaba de lamentarse por su hermosa Fiorina. Volando de árbol en árbol, cantaba canciones melancólicas sobre ella y él mismo, y deseó estar muerto muchas veces.
El hada Soussio llevó a Troutina devuelta con su madre, que estaba furiosa.

 "¡Fiorina debe arrepentirse de haber complacido al Rey Encantador!", gritaba, y vistiendo a su propia hija con lujosos vestidos, con una corona de oro sobre su cabeza, y con el anillo del Rey Encantador en su dedo, la llevó a la torre.
"Fiorina, tu hermana ha venido a verte y a mostrarte sus regalos de matrimonio, pues ella es ahora la esposa del Rey Encantador".
Fiorina, lamentándose de la pérdida de su amante se desplomó al suelo desmayada, y la reina se dirigió inmediatamente a contarle a su padre que Fiorina estaba cayendo en la locura y debe ser vigilada muy de cerca para que no cometiera ninguna desgracia a ella misma. El rey dijo que su madrastra podía hacer con ella lo que quisiera.Cuando la princesa se recuperó de su desmayo, se echó a llorar, y lloró toda la noche sentada cerca de la ventana abierta de su torre.

El pájaro azul, que estuvo continuamente volando sobre el palacio, pero sólo por la noche para que nadie lo viera, se posó sobre un alto ciprés frente a la ventana, y la oyó, pero estaba demasiado oscuro para ver quién era. A la noche siguiente, que había luna llena, pudo ver claramente la figura de una joven dama llorando con dolor, y reconoció a su amada Fiorina.


(Continuará)



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